El sonido de mis pasos
despertaba
las ganas de caminar,
al
pisar sobre las hojas secas
en
la tarde, cuando el sol se va a ocultar.
Los
caminos se convierten en colchones
de las hojas que se
secan en otoño,
cuando el aire las desnuda
de sus ramas,
cuando brota el color
rojo del madroño.
Esas tardes y esas
brisas
que nos ponen colorada
la nariz,
cuando vamos caminando
entre las hojas
y notamos el aroma a
regaliz.
Esas tardes que nos
cuentan los minutos
que despiden hasta el
sol con rapidez,
que nos cortan los
paseos vespertinos
y el lucero que se
muestra en avidez.
El paseo de esas
tardes
entre árboles desnudos
de sus hojas,
que se quejan al
sentir a nuestros pasos
y no gritan ya las
toques ya las cojas.
Trotamundos
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