martes, 11 de febrero de 2014

El pueblo habla



ERASE UNA VEZ…

Erase una vez un pueblo que, tras años de esfuerzos y sacrificios, había conseguido que sus habitantes vivieran confiados con el futuro que se abría ante ellos. Atrás quedaba el recuerdo de una guerra, el desgarro producido por el enfrentamiento entre sus habitantes. Las heridas del alma quedaron en lo más profundo de ellos, heridas en ocasiones perdonadas pero no olvidadas
.
El tiempo pasaba. Una parte de los vecinos del lugar emigraron a otros pueblos en busca de un medio de vida y así mejorar las de sus gentes. A los que marcharon no les fueron fáciles los trabajos que les ofrecían y muchos de ellos dejaron los mejores años de su vida en otros lugares.

Llegó un tiempo en que nuevos aires llegaron al pueblo. Era como una gran burbuja que lo cubrió todo. Sus habitantes, esperanzados, se entregaron a los nuevos vientos. El trabajo brotaba. El espacio se llenaba de voces que les animaban a elegir a sus representantes. A cambio conseguirían prosperidad y libertad de decidir.

Las Universidades se llenaron de jóvenes estudiantes, ilusionados por conseguir un título universitario,  que antes le había sido negado a los que no tenían dinero para pagarlo.

 Los emigrantes regresaban a sus casas. Traían con ellos sus ahorros de todos los años de trabajo.

Los años iban pasando y la burbuja crecía y crecía. Los dirigentes que alimentaban, cada día que pasaba, se iban alejando de aquellos a los que habían ofrecido sus servicios.  De repente un día la burbuja explotó y los restos cayeron sobre el pueblo sumergiéndolo en un futuro incierto. El trabajo se esfumaba. Las Universidades se iban vaciando de jóvenes que no podían pagar sus estudios. La sanidad sufría recortes.  El dinero que tanto había costado ahorrar se perdía en algo llamado “preferentes”, Y así, paso a paso, el pueblo se empobrecía y los promotores de la burbuja se enriquecían.

            Y colorín colorado este cuento no ha acabado. Cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia.



SOSPECHABA

        Desde muy pequeño, sospechaba que España era grande y poderosa. Lo de grande lo comprobé recorriendo sus pueblos y ciudades, lo de poderosa, es algo que hay que matizar.

        ¿Si es poderosa en economía? Yo creo que sí, pues hay que ver la cantidad de ricos que, cada día, la prensa nos descubre. Hay tantos que se pierde la cuenta, pero ellos sí que cuentan.

        Siempre, en mi mente, existía la duda de cómo se podía conseguir que unos tuvieran tanto y otros tampoco, pero ahora, ya no tengo ese problema, porque todos los días, los medios informativos nos presentan los logros de cada uno de los que se han hecho ricos y, de que manera lo han conseguido.

        Los hay de todos los colores, de todas las tallas, feos y guapos, altos y bajos, simpáticos y rudos. Lo que se dice todos y todas. No se libran los banqueros, constructores, secretarios, alcaldes, concejales, ministros, sindicatos, sindicalistas, hijos, yernos, primos y hermanos. Vamos, que el que diga que no conoce a un corrupto, es que está ciego y sordo, o que tiene que callarse ante la tormenta que le puede caer encima.

        España, es verdad, puede que sea la nación más rica del mundo, a juzgar por la manera que algunos tienen para hacerse ricos y durante tantos años. Porque una nación pobre no podría haber aguantado tanto.

      El día que cada uno se gane lo que come, todos estaremos mejor. Difícil es el reto, pero puede que algún día se haga justicia y España funcione.





EL  CONTRATO SOCIAL, ROTO.

Viendo lo que está pasando, ya no sé si el Gobierno de la nación, así como el de mi pueblo, no recuerda, como nos regíamos en democracia.

Convivíamos en comunidad y en paz. Y para que eso fuera así, tácitamente se produce aquello que suele conocerse como “contrato social”, en los que la ciudadanía depone parte de su acción individual y la delega en el Estado, es decir, en el Gobierno de turno. Mientras que éste, el Gobierno, se compromete a otorgar a los ciudadanos una serie de libertades y derechos como son la educación y la sanidad pública, un trabajo y salario digno, etc. todo lo relativo a la sociedad del bienestar, que aunque en precario nos pertenece.

Y lo único cierto que tenemos en febrero de 2014 es, que el Gobierno del PP. Y el de nuestro municipio, en este caso, han hecho trizas el “contrato social”.

Dos años de recortes y leyes represivas y por las bravas, ha dejado a la población afectada como si le hubieran dado un mazazo, está noqueado, no ha reaccionado al maltrato inferido, como si no pudieran creer lo que les pasa. Pero poco a poco se van desperezando, despiertan y lo que descubren es que han sido engañados. Las autoridades, han dejado en la ruina a la población, y las privatizaciones, al Estado lo han llevado a la UCI.

Mientras el pueblo obrero pasa hambre, y el Estado está agónico. El Gobierno se reúne en una villa castellana y nos muestra  su comunicando con gran complacencia “nos hemos salvado nosotros, nadie nos ha rescatado” ¡Aleluya! y sonríen satisfechos de tamaña hazaña. ¿Cuántos millones de € debemos a Europa y a qué precio? El Estado recibió ese  caudal de millones para salvar a los ricos. Y los pagaremos todos.
 
 Mientras en mi pueblo y a la misma hora,  se pone en marcha una manifestación bien concurrida y variopinta: ancianos, bebés en sus carritos, sus hermanos y padres, y muchos jóvenes. Transcurría  durante dos horas pacíficamente, a parte de pitos, flautas y cánticos varios.

         Yo estuve acompañándolos, era una queja general, con pancartas contra el paro que no cesa de subir en el municipio; contra el trato a los jubilados; contra la concejalía de educación, que volvió a mandar el cese a dos educadores de la escuela de adultos, sin otro aviso que la orden del viernes 31/1 para que no se presentaran a trabajar el  lunes 3/2 siguiente, (igual que hicieron en el comienzo de curso en octubre) e igual que entonces, cientos de jóvenes alumnos, y no tan jóvenes, se quedarán colgados y sin la educación que necesitan. (Son  modos muy poco éticos, incluso se les podría denominar de autoritarios); también contra Coca Cola, por las 700 personas que pretende echar en las localidad cercana, y como no, acompañando a los basureros del municipio que llevan 15 días sin recogerla, por miedo a la privatización y al despido.

El problema de la población afectada por la política neoliberal del Gobierno, que somos la mayoría, es que al despertar se da cuenta que está privada de los derechos que tenía, ya no hay “contrato social”,  se lo han robado a “la chita callando” y tienen las manos vacías y caen en la cuenta de que nos han tomado por tontos y ¡oiga! de tontos nada, si se han cargado el concepto “contrato social” hay otro concepto viejo, la “desobediencia civil”, que en una democracia que se precie nunca sería necesaria porque el Gobierno nunca hubiera puesto a su pueblo en este brete.

El Gobierno  interrumpe nuestros derechos y nosotros nos manifestamos para que se nos escuche, no para que se nos pegue, porque al final llegaron los folloneros y las violencias. El alcalde se enorgullece de la policía, pero no debe saber, según se dice, que fueron golpeadas y detenidas varias persona y también fue golpeada por la policía una niña de 5 años, ya que no salen en noticia alguna. Claro que será como dice su madre, la niña todavía no paga a hacienda…

         IBSEN, en su obra de teatro “El enemigo del Pueblo” nos deja una moraleja. Para el autor, el enemigo más peligroso de la razón y de la libertad, a veces, es la “mayoría” porque tiene  la fuerza, pero no tiene la razón.


         El Gobierno de nuestro municipio tiene mayoría, pero no tiene la razón.





LOS CIUDADANOS MERECEN ALGO MÁS


           ¿Qué está pasando? El mundo se ha vuelto loco. La crisis está destapando tantos casos de corrupción que esto huele a podrido. Son tantos los casos que tirando poquito a poco del hilo van surgiendo más y más. La mayoría peces gordos que extienden sus tentáculos para defenderse de la justicia y salir lo más airoso posible. No importa que se incapaciten a jueces que ejerzan su profesión. Es triste que vivamos en una sociedad que no podamos confiar en los que la dirigen. Los corruptos merecen la cárcel  ya que han metido sus sucias manos en las arcas del estado o del estamento que sea. ¡Basta ya! Que devuelvan al estado  todo lo que con malas artes han robado. Con este dinero no haría falta tanto recorte. Por otro lado son despidos a personas que pierden la manera de seguir viviendo dignamente. ¿En que se está convirtiendo este país?  En una interminable lista de parados que mendigan un puesto de trabajo que no llega; que cuando surge no merece la pena porque han quitado la mayoría de los derechos que hasta hace poco estaban  vigentes.  





MI PUEBLO

         Quiero felicitar a todos los ciudadanos que, democráticamente, han votado al partido que gobierna actualmente nuestro pueblo. ¡Por fin tenemos un programa liberal que estabilice la crisis que padecemos!

         Con su sentido de ahorro del gasto, de eliminación o externalización de servicios superfluos, de unos impuestos actualizados y reajuste de personal innecesario, han logrado que los presupuestos del ayuntamiento dieran incluso superávit en el ejercicio pasado.

         No comprendo como todavía quedan paisanos míos inconformistas, que no están de acuerdo con las medidas adoptadas. Algunos, se quejan de la precariedad de los parados, de la inexistencia de ayudas a los enfermos, a los que no pueden pagar sus hipotecas, a los que no pueden llevar a sus hijos a la universidad, a los que no pueden divorciarse porque los arruinaría el juicio, a los que parasitaban por los centros culturales en actividades lúdicas nada lucrativas, a los que veían sus parques, jardines, calles y plazas como los chorros del oro. ¡Qué despilfarro inútil!

         ¿Y los que han protestado hasta la saciedad porque iban a instalar un paraíso para los ludópatas, los aficionados a viajes con sustancia o a relaciones terapéuticas con otros seres humanos? No se dan cuenta del progreso que tendría nuestro pueblo, al tener tan cerca esa vida cultural y social de élite.

         Los de mi pueblo, sobre todo los menos afortunados, quieren que se cree empleo estable, porque creen que con ello se podrán pagar más impuestos, más desempleo, más seguridad social pública, más consumo, más reparto de la riqueza. ¡Qué ilusos! Quieren llevar la vida de los que nunca han estado ni estarán con la espada de Damocles amenazando su porvenir. Quieren comer y disfrutar de lo que está prohibido para los sufridos. Y ya el colmo, ¡quieren volver al estado del bienestar que tenían antes de la crisis esa, motivada por la concesión de créditos basura, pelotazos inmobiliarios e infravaloración del suelo (dicen los que no entienden de macroeconomía)!

         Siempre ha habido ricos y pobres. Los ricos siguen siendo minoría y su trabajo les cuesta mantenerse e incluso superar su riqueza. Los pobres creen que se llega a rico sin esfuerzo, sin tener en cuenta los medios para lograr su riqueza. No entienden de parámetros económicos basados en una estructura homogénea de presupuestación con variables coyunturales de predicción del mercado global.

         La verdad es que me gustaba mi pueblo antes de esta ciclogénesis explosiva que padecemos hace unos años. Salías a la calle, saludabas a todo el mundo, palpabas la felicidad, veías porvenir para  tus hijos, a los que no les faltaban colegios, polideportivos, actividades culturales. Las tiendas de toda la vida daban trabajo a muchos del pueblo y el consumo movía la economía local.


         Tendremos que esperar hasta el 2015 para ver si han dado frutos los esfuerzos del gobierno actual, que dicen que ya están arreglando el déficit económico de la localidad, y a ver si les da tiempo en esta legislatura para arreglar el déficit económico de los ciudadanos, que ya toca. Hablarán las urnas.


CUENTO CORTO DE GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

        Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas.

        Cierto día, su hijo de 7 años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lado.

        Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiese darle con el objetivo de distraer su atención. De repente se encontró con una revista, en donde había un mapa con el mundo, justo lo que precisaba.

        Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciendo: “como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto para que lo repares sin ayuda de nadie”.

        Entonces calculó que al pequeño le llevaría 10 días componer el mapa, pero no fue así. Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente. “Papá, papá, ya hice todo, conseguí terminarlo”.

        Al principio el padre no creyó en el niño. Pensó que sería imposible que, a su edad hubiera conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes. Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño.

        Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares.

        ¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz? De esta manera, el padre preguntó con asombro a su hijo: “Hijito, tú no sabías cómo era el  mundo, ¿cómo lo lograste?

        “Papá”, respondió el niño; “yo no sabía como era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre. Así que di la vuelta a los recorte y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía como era”.

“Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta a la hoja y vi que había arreglado el mundo”.


CÓMO SUENA LA TINTA




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