Bueno, lo que pasa
es relativamente simple. Hemos permitido al capitalismo hacerse, virtualmente,
con cada aspecto de la existencia humana; tenemos un sistema financiero fuera
de control y ninguna autoridad parece querer
controlarlo; hay una carrera entre las compañías multinacionales para
hacerse cargo de los recursos que quedan. ya sea energía, comida, tierra, agua,
metales oro…
Hace 10 años
parecía que se estaba produciendo una toma de conciencia ecológica, pero ahora eso ha
desaparecido completamente. Tenemos una crisis generalizada, una convergencia
de varias crisis: la financiera, la de la desigualdad engendrada por el
capitalismo, y la ecológica. Hay crisis alimentaria y de agua que afecta cada
día a más gente, no solo al Tercer Mundo, también a los países ricos. Y encima
de todo eso tenemos la crisis de la democracia: Autoridades ilegitimas que no han sido elegidas por el pueblo son
las que crean las reglas del juego. Hacia eso camina el mundo. Un sistema
financiero sin control nos lleva al precipicio.
Los conservadores
en el gobierno piensan que la mayoría de las personas no necesitan pruebas, que
ven que el sistema no funciona ni para ellos, ni para su familia, ni amigos,
únicamente para el 1% funciona y, desgraciadamente, ese 1% ha decidido que
debemos tener desempleo, austeridad, sufrimiento de la población y pérdida de
aquello que la clase trabajadora conquistó a lo largo de los últimos 60-70 años.
Ese 1% “sería el
Grupo de Davos que se reúnen en Suiza y dicen: Tenemos demasiadas cargas
sociales; hemos ganado 10 puntos del PIB
en los últimos años y ahora queremos ganar otros 10” .
Se trata de una
convergencia de intereses. Ellos no se reúnen, y dicen vamos a derribar los
derechos que la gente ha conquistado en los últimos 60 años, no. Es que la
ideología liberal genera ideas que la gente se acaba creyendo, como esa que
tanto se ha escuchado en España de “hemos vivido por encima de nuestras
posibilidades”. ¡Eso es una tontería! Porque el Estado español no pidió
prestado para mejorar la educación, la salud, la cultura o cosas que
beneficiara a la población en general; pidió para salvar al sistema bancario
tras la crisis inmobiliaria.
España no estaba
endeudada antes de la crisis. Proporcionalmente, estaba menos endeudada que los
virtuosos alemanes, que son los que han sacado uno de esos “números mágicos”
que aparecen en el tratado de Maastricht: el 3% de déficit que los países no
deben superar; el otro número que no pueden superar es el 60% del PIB de deuda.
Nadie sabe de dónde vienen esas cifras,
¿del Bundesbank, probablemente? ¿Pero por qué el 3 y no el 4? ¿Y el 70 en lugar
del 60? Son cifras arbitrarias que jamás han sido rebatidas.
Ellos son los que
detentan el poder. En realidad podríamos poner carteles electorales en las
calles que digan: “Voten a Goldman Sachs”, ¡eliminen al intermediario!
(El
día 16 de septiembre, 5 años de la caída del Herman Bhroders. Ese día comenzó
nuestro suplicio).
Quirón
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