domingo, 5 de junio de 2016

4º Centenario de Cervantes




                ¿QUIÉN ES PARA TI UN QUIJOTE?

Un Quijote para mí sería mi madre. Nació en Badajoz, su aspecto físico era de buena presencia, era muy guapa. Se casó en plena guerra civil española. Ella se refería a su matrimonio  como una locura,  ya que mi padre no tenía ningún compromiso con ella.

 Fue muy emprendedora y en plena postguerra abrió una tienda en la que vendía productos básicos como: pan, aceitunas, aceite y café.
 Para surtirse del café ejercía el contrabando. Sí, mi madre se hizo contrabandista; tenía una cuadrilla de hombres que hacían esta labor. Esto tenía consecuencias y a veces eran apresados…, perdían la carga y eran detenidos. Pero ahí estaba mi madre para que ese  tiempo de cárcel fuese corto.

         Debido a la mala situación de la época, a la tienda iban familiares con pocos recursos económicos (entre ellos su familia) y la compra que se hacía se apuntaba en una libreta. Os podéis imaginar la cantidad que acumuló esa libreta.

Pero para mi el gesto más grandioso fue cuando se enfrentó a mi exmarido. Hombre de pocas luces, que no cumplía como padre y mucho menos como marido. En una de las discusiones y reproches, ante un insulto de él hacia las mujeres, mi madre le dio una bofetada. Vaya ésta por la que él me dio a mi y de la cual ella nunca se enteró. Porque ¡ay de él! Si se hubiese enterado.

Lágrimas




Madres coraje

Todas las madres somos madres coraje porque luchamos toda nuestra
vida por conseguir lo mejor para nuestros hijos.

Siempre intentamos que tengan todo lo que nosotras no hemos tenido y eso se convierte en nuestro objetivo de por vida.

En mi caso ha sido así. Por circunstancias de la vida, no me crié con mi familia biológica y tampoco pude disfrutar de una formación que me permitiera ganarme la vida con trabajos que no fuera en el campo, cosiendo en casa para la gente y en casas particulares.

Por eso, cuando tuve mis hijos mi primer objetivo fue el que tuvieran una madre que los cuidase y protegiese para siempre. Mi segundo objetivo fue el que tuvieran oportunidad de ganarse la vida con su trabajo, pero que no tuviesen que hacer un esfuerzo físico tan fuerte como los que tuve que hacer yo durante toda mi vida. Y lo he conseguido: mis cuatro hijos han estudiado y han encontrado trabajo, cada uno en su especialidad.

Eso me llena de orgullo, ya que, desde que eran pequeños, he estado pendiente de hablar con sus profesores, de ayudarles, de esforzarme económicamente cuando lo han necesitado. Nunca ha faltado para sus estudios porque lo más importante era el colegio y estudiar.

En un pueblo, las posibilidades no eran más que el trabajo de campo, así que quería que mis hijos salieran de allí para conseguir un futuro mejor. Ahora vivo cerca de dos hijos.

Y también he conseguido mi otro sueño: ir al colegio de nuevo y aprender mucho.

Sigo ayudando y apoyando a mis hijos en todo lo que puedo. He intentado transmitir a mis hijos mis valores, para que ellos también se los transmitan a los suyos.
                                              

                                                                           IsaBed



UNA VIDA DE MUCHAS FATIGAS

Soy de un pueblo de Toledo, Méntrida. Me quedé sin padre cuando tenía 3 años, éramos 6  hermanos. Mi madre no podía  cuidarme ni aconsejarme, era pobre y era analfabeta. Se murió ciega a los 50 años.

         A los 5 años  me mandó a a trabajar de pastor con unos patronos. Me pegaban con una vara o con el cinto, por las travesuras que yo pudiera hacer.
Yo vivía en una choza y me dejaban solo a dormir.

Cuando tuve 14 años me busqué la vida y me puse a trabajar de albañil.
A los 17 años me vine a Madrid y seguí trabajando en la construcción.

Conocí a mi mujer en los bailes que había antes en Usera.

Si Cervantes se asomara por la puerta de la clase tendría para escribir por lo menos otra novela.

         Nuestra mayor aventura es  venir a la escuela, conocer  la cultura, el mundo de las letras, poder leer, escribir y aprender. Nuestras armas, los cuadernos, los libros los lápices y los bolis guiados por nuestros profesores que siempre nos dan ánimo y nos ayudan. Nuestro caballo la ilusión con la que venimos y nuestros molinos gigantes la H, la Bla V y las cuentas de dividir,  con las  que nos enfrentamos cada día  para ganar esa  batalla.

Nico



YO CONOZCO UN QUIJOTE
              
En un lugar de Madrid cuyo nombre puedo decir, mora un caballero que,  sin capa ni espada, camina aventurero.

Quijote del siglo XXI solo hay uno. Es valiente, tenaz, carismático, compositor de sonrisas en momentos oscuros, un torrente de fuerza y vitalidad que revive las ganas de andar el camino soñado y no mirar atrás. De cuerpo esbelto como si de un ciprés se tratara, de rostro alegre y bonachón, con una mirada profunda que emana vitalidad de sus ojos esmeralda.

De mente abierta, aunque carente de cierta cordura. Un hidalgo español de gran corazón dispuesto a sufrir por los demás, a salir del tan gustoso círculo de la comodidad sin pedir nada a cambio; su ayuda es entregada, sin condición, educa y aconseja con pasión a la gente en mala situación.

Si librara batallas y aventuras, recorriera el mundo de punta a punta, se enfrentara a situaciones desesperadas, aquí tendría un sobrino escudero que sin pensar motivo alguno prestaría su ayuda sin condición.

JuCar




EL NOBLE CABALLERO QUIJOTE QUE YO CONOZCO

Lo he elegido porque aprendí de él, como Sancho de Quijote, el hombre que me dio forma y valores, hablo de mi padre.

 La razón por la que elegí a mi padre y no a mí mismo es porque yo no podría  tener valores si no hubiera aprendido de él. Su paciencia es única  y su bondad absoluta.  Hay  cosas que se me han quedado grabadas a fuego porque él las hizo. No me concentraré en su físico porque esto va de por qué le admiro.

         Mi padre y yo somos parecidos, o eso dice la gente. Tiene cabello oscuro y ojos color almendra, es robusto como un toro y sólo necesitas ver su rostro para saber que es un hombre bueno. Es el hombre que no puede dar la espalda a un mendigo, que dona sangre porque no puede donar su corazón, mi padre aguanta cualquier cosa que tu puedas hacerle, porque no puede enfadarse y si se enfada te perdona sin dudar.

Es valiente porque en la peor situación ha tomado buenas decisiones. No es materialista porque vendió sus posesiones más preciadas para protegernos y proteger a su familia. Y aunque signifique sufrir mucho, él siempre luchará para que yo sea feliz. Él tiene el poder para enfrentarse a gigantes porque nunca se rinde pase lo que pase, y siempre hace el bien con una buena sonrisa en los labios. Verle enfadado significa haber cometido un error, y aunque me tuerza o haga algo mal, él dejará la furia a un lado si decido volver al buen camino. Yo soy el escudero que casi siempre le acompaña y aprende sin parar del caballero más bondadoso.

SeMoMo

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