Todo discurría según lo previsto. Se
habían hecho los grupos de mañana, tarde y noche. Se habían inscrito el máximo
de alumnos posibles para dar cabida a todas las solicitudes. Al no tener
noticias de la Concejalía
de Educación al respecto, darán comienzo los cursos en la fecha indicada. Se
pulen los últimos escollos y todos los profesores están mentalizados para
afrontar un nuevo curso.
Al finalizar el curso anterior, el
claustro de profesores organizó los turnos y clases, teniendo en cuenta que el
Ayuntamiento no ha puesto ningún
inconveniente al programa de clases regladas propuesto por la escuela. Ha
pasado el verano, ha arrancado la actividad pre-curso y no se tiene ninguna
noticia que revoque la propuesta.
El teléfono,
ese arma a veces terrible que nos hace llegar al instante las no deseadas
noticias, suena. Es jueves y el curso comienza el lunes siguiente. “Pásese
mañana por Recursos Humanos a firmar su liquidación, por finalización de su
contrato laboral”. Así tres veces a tres excelentes profesoras. Suena la voz de
alarma en la escuela. Tratan de informar a la concejalía que es imposible
comenzar el curso sin las tres profesoras tal como estaba previsto y les
contestan con “educación” que tienen que comenzar o serán expedientados.
En mi tierra,
esto se llama “puñalá trapera”. Esto me hace pensar que el equipo de gobierno
del ayuntamiento no ha tenido ni argumentos ni valor para hacer las cosas como
corresponden. A la propuesta de nuevo curso con turnos, clases y alumnos, si ya
tenían previsto “prescindir” de tres educadores/as y si les importa que los
ciudadanos/as que se iban a apuntar y que se van a quedar sin curso y que los
profesores/as que no tendrán tiempo de encontrar otro empleo en educación, si
es que lo hay, ¡tendrían que haberlo comunicado desde un principio!, pero
claro, para que iban a pasar un verano con un colectivo de ciudadanos y
educadores realizando protestas y acciones en contra de su decisión. A toro
pasado ya veremos como lo capeamos, pero el daño ya está hecho.
No sé en que
universidad se estudia la carrera de político, pero estoy firmemente convencido
que, de los que se debe prescindir es de los catedráticos de dicha carrera, ya
que han obtenido un fracaso escolar muy superior a la media nacional.
No estoy de
acuerdo con la política que los actuales gobernantes aplican en educación y en
otros campos, pero asumo que nos gobiernan por mayoría con los votos de muchos
ciudadanos que han depositado su confianza en su partido. Pero exijo un respeto
a los empleados y ciudadanos de nuestra ciudad y, si han de hacer las cosas
como ellos las interpretan, que asuman sus actos y den la cara por ellos, si
creen que lo están haciendo bien. Lo contrario, lo que han hecho, indica que no
tienen la conciencia muy tranquila o temen sus consecuencias sociales, morales,
laborales, económicas y políticas.
¿Con qué
argumentos nos van a engañar en las próximas elecciones?
Rabo de lagartija
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