Me
gusta la palabra “NO”, cada vez la uso con más frecuencia y creo que es una
palabra que se utiliza demasiado poco, por eso nos va como nos va. Si sentimos
que tenemos que decir NO y no lo hacemos,
algo nos corroe por dentro y eso hace que nos sintamos
a disgusto.
Últimamente
observo que a nuestra sociedad le cuesta decir ”NO”. Parece que nos estén tomando el pelo,
empezando por nuestros gobernantes que con la escusa de haber ganado las
elecciones nos sorben hasta el tuétano
sin ningún miramiento y con una cara dura impresionante.
Ante
nuestra cobardía, estamos dejando que nos arruinen, no sólo a nosotros sino
también a nuestros hijos y a este paso hasta a nuestros nietos, porque como esto continúe así, harán falta
varias generaciones para recobrar lo que conseguimos con mucha lucha y esfuerzo
y que éstos, a golpe de decretazo, se
están cargando ante la impasibilidad de la mayoría.
¡Aunque
luego nadie está contento! Sólo hace falta escuchar algunas conversaciones en la cola del
mercado, esperando la cita para el médico o cuando viene el recibo de la luz.
¡Pero nadie hace nada! O al menos muy pocos.
En
cuanto a las ideologías, se están banalizando, metiendo a todos en el mismo
saco, ¡y claro que viendo el espectáculo que dan algunos políticos no me
extraña! Los votantes de la izquierda están muy cabreados, algunos de la
derecha desencantados, los pequeños
empresarios asfixiados. Los únicos que están contentos son los grandes
empresarios que, aprovechando el tirón,
se están forrando explotando a sus trabajadores y orgullosos de dar trabajo,
¡pero qué trabajo! También están contentos los ladrones legales que con toda su
cara dura tiran de tarjeta Oro o reciben sobresueldos a costa del
contribuyente.
Luego
está el amiguismo, que utilizan los que llegan al poder. Su estrategia es
quitar a una persona válida para poner a un amigo o familiar aunque no sepa
hacer ni el huevo. Menos mal que de vez en cuando hay alguno al que no se le
cumplen sus expectativas y tira de la manta y por eso nos enteramos.
También
están los bancos, ¡que esa es otra! ¿Qué le deberán los partidos políticos para
que sean intocables? Incluso cuando, para enriquecerse escandalosamente en
nuestras narices, roban los ahorros a unos pobres confiados o echan de sus
viviendas a quienes no pueden pagar esas hipotecas tan abusivas que ellos
concedieron a gente, a sabiendas que no
las podrían pagar.
Estamos
aguantando demasiado sin decir “NO”, pero que se anden con ojo que todo tiene
un límite. Y mucho cuidadito con bajar
demasiado las pensiones, que cuando el abuelo no pueda mantener al resto de la
familia se puede armar la gorda. Yo que “ellos” pagaría muy bien a los
guardaespaldas y miraría antes de cruzar la calle, porque siempre puede salir
algún descerebrado que antes de
suicidarse, se lleve por delante a más de uno y luego a lamentarse. No
solo hay que salir a celebrar que ha ganado nuestro equipo, ¡que también!, hay
que salir para que nos devuelvan lo que es nuestro y hemos conseguido con mucho
esfuerzo.
Siempre se ha dicho
que más vale un” NO” a tiempo y ese tiempo es ahora.
Quejío