sábado, 25 de enero de 2020

El viaje deseado





María había viajado lejos para encontrarse con su familia.

En los años sesenta, la familia se rompió, estaban muy unidos, unos decidieron ir a buscar trabajo y una vida mejor en un país lejano y la otra parte de la familia se quedó en la ciudad en la que crecieron. Las dos partes de la familia intentaban sobrevivir.

Al principio mandaban y recibían cartas contando sus sueños, su ilusión en el trabajo nuevo. Hubo un tiempo que las cartas fueron una felicitación por Navidad y después cesaron, aunque desde aquí se seguían enviando cartas no obtenían ninguna respuesta.

Hasta que pasados más de cuarenta años la tecnología pudo poner a la familia de nuevo en contacto. A través del ordenador es como se reconocieron las primas que tenían el recuerdo de cuando eran niñas y ya no tenían nada que ver a las mujeres que eran ahora. Y volvieron las promesas de viaje de allí para acá y al contrario. Y así estaba María hecha un flan pues ella era la que había elegido ir a encontrarse con sus primas y los hijos de estas e incluso sus nietos que aun eran niños pequeños.

Con el corazón encogido pues aparte de la ilusión y las ganas de conocer a sus primas se juntaba el cansancio de  un largo viaje, y la promesa que un día le hiciera a su padre.

Al principio hubo muchos besos y abrazos fuertes y largos como queriendo palpar a toda la familia lejana,  mas tarde instaladas en la casa de una de ellas , tras una pequeña cena, comenzaron a hablar y a contarse las penas, pues el haber viajado tan lejano había tenido sus cosas buenas y malas, porque cuando pasa algo malo al estar alejado de la familia parece el problema mayor.

Si, los trabajos habían sido buenos, el gobierno de turno les proporcionó una vivienda modesta, pero estaba la complicación del idioma y el sentimiento de que no perteneces a ese lugar.

Mas abrazos y mas besos hubo en la despedida y promesas de que ellas vendrían aquí, a la ciudad que las vio crecer, pero de esto hace ya dos años y las conversaciones a través del ordenador cada vez son menores, aunque María se trajo una foto con todos y cada vez que la mira, sonríe pues ella cumplió su sueño y su promesa.


Clave de Sol

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